Cocina de código abierto

Diálogos de cocina 2017

Karlos g liberal
Interzonas

--

http://www.dialogosdecocina.com/

He tenido la suerte de poder participar en el 10 aniversario de diálogos de cocina un evento organizado por Mugaritz, Euro-Toques y Basque Culinary Center. Diálogos de cocina es un espacio abierto a la reflexión sobre la gastronomía y nuestra cultura, y lo hacen desde una perspectiva, abierta, multidisciplinar y cercana.

Solo puedo agradecer la invitación fueron dos días de reflexión y disfrute con gente muy interesante. Tengo que agradecer especialmente a Sahsa Correa e Iñaki Martínez de Albéniz de por toda la atención y cuidado. También a Dani Lasa y Andoni Luis Aduriz de Mugaritz por abrirme las puerta de evento y permitir el lujo de inaugurarlo.

Os dejo con el post: Cocina de código abierto

Antes de nada una aclaración: soy hijo de cocinera. Araceli, mi madre, ha trabajado casi toda su vida de cocinera. Toda la familia llevábamos un bar en la zona de pintxos de Pamplona, donde sus bocadillos eran algo reconocido en nuestra ciudad. Eso, y los montaditos de foie.

En muchas ocasiones me tocaba ayudar a mi madre en la barra y en la cocina. Con eso descubrí que la cocina, la hostelería, es un trabajo duro, cansado y en ocasiones desagradable. Pero también descubrí que la gente te elige a ti para comer, para venir a comer tus platos. Y resulta que comer es algo importante, un placer que no se cede a cualquiera.

Cuando Iñaki me comentó la posibilidad de dar una charla sobre el código abierto (Software Libre) en un congreso de cocina (de alto nivel) me sorprendí bastante. Lo primero que me vino a la cabeza fue Pero si la cocina es de por sí lo más cercano al código abierto que hay.

La metáfora de la receta de cocina es la más usada para explicar la analogía del código abierto o cerrado. Una receta de normal se comparte, se modifica y se distribuye, esa es la base fundamental del código abierto y desde mi punto de vista de la cocina. Entonces ¿dónde está el problema? ¿Por qué abordar hoy algo que para mí era tan obvio como que la cocina es código abierto?

Iñaki me dio la pista. En la cocina de alto nivel la receta es importante, pero cada vez menos. Es en el proceso donde está la diferencia, y resulta que los procesos se están cerrando, estos procesos serían el ALGORITMO en el software, las reglas que hay que cumplir para completar un propósito. En la cocina estas reglas, son la relación entre las personas, las técnicas y los procedimientos, y este algoritmo se está cerrando.

Volvemos a la trampa, si cierro el algoritmo, si cierro el conjunto de saberes, si cierro su capital simbólico, igual tengo una ventaja sobre el resto. Pero ¿qué es lo que se pierde cerrando algo que nació libre? ¿Si cerramos el común qué consecuencias tendrá esto para esta industria?

Aquí es donde me di cuenta que con liberar la receta no vale, que si se quiere una cocina de código abierto, también se tienen que liberar los procesos, las herramientas, las técnicas. Liberar el algoritmo en definitiva. Compartir los saberes. Asumir la potencia del común.

¿Pero qué es el código abierto?

El código abierto es comunidad, es periferia, son personas expertas, apasionadas pensando en hacer las cosas de otra manera, negándose a formar parte de un sistema injusto o en otros casos de un sistema menos práctico. En el código abierto, se habla de autoría, pero también de compartir saberes.

El código es la forma que tenemos ahora de decirle a la “máquina” cómo queremos que funcione, cómo queremos que ejecute una serie de instrucciones.

El inicio del software libre es la intuición de unos pocos de querer preservar la comunidad por encima de una industria que se avecinaba poderosa. Richard Stallman, Linus Torvalds, etc. descubrieron que enseñando su código, cediendo parte de sus derechos (derechos de autor) el potencial creativo sería seguro mayor.

En estos inicios, este grupo de científicos, técnicos, ácratas, contraculturales y activistas vimos que el código, las redes y el conocimiento que surgiera de ahí tenía que protegerse como un bien común. Hoy es así. Hoy se sabe que sin software libre, nuestro mundo como tal sería distinto, internet sería otra cosa, posiblemente se habría automutilado o aniquilado en una guerra lujuriosa por el control y el poder. Hoy aunque mejorable aún podemos hablar de un internet casi libre.

Nuestras vidas están atravesadas constantemente por un conjunto cada día mayor de algoritmos, una sucesión de reglas, que nos clasifican, nos interpretan, nos inducen y seducen y lo hacen en muchos casos sin nuestro consentimiento. El código abierto y sus prácticas no deja de ser una pequeña zona de control, un espacio seguro que nos permite mirar la ética del software y que en muchos casos es la ética de nuestras vidas.

¿Por qué tenemos que pensar en una cocina de código abierto? Pensémoslo de otra manera ¿qué aportaría un mundo donde la gastronomía tendiera a un enclosure de sus saberes?

Muchos vemos en el software una forma de expresión, una forma de crear, de figurar una metáfora. Esto también ocurre en la cocina donde la creatividad, el aprendizaje, forman parte de un todo que hace tanto a la cocina como al código lugares apasionantes. Pero tanto en la cocina como en el software los espacios colectivos son obligados. Pensar en una cocina de código abierto es volver al origen y ese origen no es otro que lo que decían nuestras madres.

Compartir es bueno.

--

--

Buscando Patrones desde el siglo pasado. Responsable de bikolabs en @biko2 . Con @ArtziS hacemos el podcast @estamosenorion