La industria 4.0 y el pleno empleo para los algoritmos
Suelo decir en muchas ocasiones que en el mundo tecnológico las modas son más importantes que en cualquier otro sector. Y es que las tendencias marcan nuestra agenda. Sin haber interiorizado el término de nube, aparece el big data, y rápidamente el machine learning y así vamos creando la “sensación” de avance tecnológico.
Pero en muchos de estos términos tecnológicos no queda claro si lo que importa es lo que indica el término o el interés por vendernos una nueva máquina de hacer humo.
Ahora nos llega la nueva moda, la nueva tendencia, el nuevo término: Industria 4.0.
La industria 4.0 es el nuevo santo grial. Ahora todo será “smart”, tanto los procesos, como las máquinas, así como los algoritmos que las controlan. Es la nueva gran esperanza de nuestro capitalismo desinflado.
La industria 4.0 se articula más o menos en este conjunto de piezas:
- Internet de las cosas
- Sistemas robóticos o como dicen en la wikipedia sistemas ciberfísicos
- Cultura maker
- Fábrica 4.0
¿Y por qué 4.0? Entiendo que por un alarde de originalidad. Lo usaron por primera vez en la feria industrial de Hanover en el 2011, y en el 2013 ya vieron que el término tenía “flow”. El nombre vendría a representar “la cuarta revolución industrial”. 1º la del vapor, 2º el desarrollo de la electricidad, 3º la automatización y la 4ª que será la fábrica interconectada. Es importante el matiz “punto cero”, si la web 2.0 tuvo tanto gancho, la Industria 4.0 la tiene que petar fijo.
La industria 4.0 estará interconectada con dispositivos IoT que medirán, avisarán, y controlarán parte la cadena de montaje de estas fábricas 4.0.
La generación y gestión de datos será brutal y el big data es obligado ya que las fábricas están deslocalizadas y el procesamiento de datos tiene que ser distribuido. Lo mismo ocurre con la logística y gestión de stocks, no puede haber una sola pieza que esté al margen de esta red de datos.
Los sistemas ciberfísicos será una piedra angular, imágenes como la de los almacenes de Amazon con sus robots danzarines son purita modernidad y un adelanto de lo que nos viene encima.
La cultura maker está haciendo de avanzadilla en esta Industria 4.0. Los usuarios y usuarias se hacen creadores y en lugares como kickstarter pueden validar si esas piezas tiene sentido en el “ supuesto mercado”.
Pero hemos dicho que esta industria será “smart”. ¿Quién hace qué todo esto sea “smart”? Para responder esta pregunta tenemos otro término:
ALGORITMOS
No hay 4.0 sin algoritmos, de lo que se trata es de automatizarlo todo, incluso las decisiones. La industria 4.0 pondrá en relación robots y sensores y lo hará mediante complejas factorías de software que tendrán parte de esa inteligencia. Quien mejor que un algoritmo de ordenación para organizar un almacén o relacionar el CRM con el control de gustos para poder tomar decisiones sobre el stock. Si los lobos de wall street están siendo sustituidos por traders informáticos, en la industria la cosa no será diferente.
Supuestamente todo esto será una nueva revolución, lo que no está tan claro es el para quién. Todos estos procesos de automatización antes o después serán una realidad, todo será conectado e “inteligente”. ¿Pero qué cambiará en nuestras vidas? ¿qué supondrá todo esto?
Y por otro lado, ¿quién trabajará en esta fábrica 4.0? En el informe del World Economic Forum, presentado en Davos dice que esta industria hará perder 5 millones de puestos de trabajo. Si a eso le añadimos que el trabajo ahora, ya, en el 2016 es más precario, volátil e injusto. ¿En serio que esto será una revolución? ¿O será una continuación de esta huida hacia adelante sin ningún sentido?
Hemos pensado que todos estos avances son gratuitos, que tener todo conectado es trivial, sólo es parte “natural” de nuestros avances tecnológicos, pero de natural tiene poco. La realidad es que estamos esquilmando nuestro planeta para poder sustituir esas personas por máquinas, para tener robots danzarines. Pero todos estos avances no parecen que estén haciendo que nuestras vidas sean más plenas, más bien todo lo contrario.
Esperemos que la Industria 4.0 sea una moda y que mientras nos venden esta máquina de hacer humo podamos pensar en una Vida 4.0.
